Vaticano, 4 de enero de 2014

COSQUÍN

Querido Hermano:

Pienso que ya estarán preparando allí el Festival. Siempre lo he vivido como una referencia nacional en la que todos nos identificamos. Es una de las cosas que, en los pueblos, logra la dimensión de la belleza. En el arte nos encontramos y experimentamos la gratitud de ser hermanos, dejando de lado esa desconfianza y descalificación fácil que amenaza la fraternidad de un pueblo.

¡Cuánto ayuda Cosquín a ese deseo de hermanamos en paz! ¡Cuánto ayuda a fomentar esa “cultura del encuentro” que buscamos todos! En ese remanso de arte nacido de nuestra gente, de nosotros mismos, nos resulta más fácil y sereno miramos a los ojos, respetar las diferencias y ensayar un apretón de manos. Los argentinos que hemos sido y somos capaces de crear y ejecutar tanta belleza, no podemos arrugarnos ante el desafio que hoy nos pide la Patria: encontramos como hermanos, encontrarnos respetando las diferencias, encontrarnos en paz...
A cincuenta años de la Misa Criolla me quedo en oración susurrando, acompañado por la genialidad de Ariel Ramírez: “Cordero de Dios, que. quitas los pecados del mundo, danos la paz”.

Te pido, por favor, hagas llegar mi saludo y mi bendición a todos los participantes del Festival. Les deseo lo mejor y, por favor, les pido que recen por mí.

Fraternalmente,