A pesar de una persistente llovizna, la Plaza Próspero Molina lucía colmada de publico en su totalidad y dispuestos a disfrutar del espectaculo. Se oyó entonces el poema, "Provincia de Pobre" de Ariel Petrocelli. Los sonidos del Himno a Cosquín y los bailarines de los Ballet Camín y de la Costa dieron marco al escenario mientras el locutor daba el tradicional grito de "Aqui Cosquin".

Con la presentación del maestro de ceremonias, comenzaba la actuación de Los Guaraníes, quienes con "Tutu, el ultimo cantor" hicieron un sentido homenaje a Rey Gilberto Vaca, el fallecido integrante del célebre grupo Los Cantores del Alba. Interpretaron ademas "Ende que te vi" y "Lamento mataco" entre otras. Al finalizar su recital la plaza los aplaudió acaloradamente. Un mendocino, Javier Figueroa, vino a cantar tonadas cuyanas. "Pasión de Abril" y "Nada más que una tonada" fueron parte de su repertorio. Le tocó entonces el turno al destacado bailarín bonaerense Martín Ciares, ganador en Malambo individual del Pre Cosquín 2008, que fue acompañado por su hermano Francisco Ciares en recitado y Gastón Paz en guitarra. La fiesta siguió luego con el reconocido grupo Los Catamarqueños, acompañados por el Ballet Camín y el correntino Mario Boffil. El grupo cantó entre otras "Estudiante del interior". A continuación se presentaron el conjunto Pena y Olvido, el Ballet Sentimiento Criollo, La Bruja Salguero y Penke Pereyra.

Más tarde hizo su presentación la destacada aerofonista salteña Mariana Cayón, que con su talento interpretativo con la quena fue ovacionada por el público luego de deleitar con "El tren expreso", "El gato y el ratón" y "Fuga y Misterio", todos temas de su nuevo disco "Armando Fiesta". El nombre del álbum no es casualidad, es un homenaje a su suegro Armando, recientemente fallecido.

Luego la chacarera se adueñó de la noche cuando vino el santiagueño Horacio Banegas, que presentó su último trabajo, Inmediaciones, en el cual quiere profundizar en la musica de cada lugar, manteniendo las raices de sus mayores. Horacio fue muy bien recibido por la platea que se deleitó con este talentoso músico.

A su término la Delegación internacional de México presentó danzas típicas de su país.
Y más tarde se hizo oír de nuevo la chacarera en la voz de Los Carabajal. Un momento muy especial se vivió cuando los santiagueños hicieron subir al escenario a Mario Alvarez Quiroga, autor de "A Don Ata", quien cantó su obra. El público también acompañó al compositor con voces y bailes. Los Carabajal se retiraron muy ovacionados por todos los presentes. El conjunto salteño Amaneceres subió al Atahualpa interpretando "Nadie lo sabe" y luego una selección de huaynos. También hubo lugar para el tango en la voz de Mirta Uguet, que cantó entre otros "La luz de un fósforo".

A esta altura de la noche, la lluvia se hacía más intensa, pero nadie se movía de la plaza colmada en su totalidad. Todos esperaban por su artista favorito, que llegaría al cierre de la séptima luna. Y bajo el agua se armó el duelo de malambo. Miguel Diozquez (ganador Pre Cosquín 2007) y Martin Ciares hicieron el contrapunto que se viene realizando desde el año pasado. Luego, Vanessa de María, oriunda de Brasil y radicada en nuestro país, cantó "Oracion de Remanso" y " Piedra y Camino" en la previa a la figura de la noche.

Y el momento esperado llegó. Jorge Rojas abría su recital con "Las Alas de la Libertad", arrancando aplausos, gritos y suspiros en la plaza. A nadie ya le importaba la inclemencia del tiempo que azotaba desde temprano, Jorge estaba allí. "Maria Borrada", "Chacarera del Olvido", "La Yapa", "La Vida", "Como Pájaros en el aire" y "Sin Memoria" fueron algunos de los temas que compartió con los presentes. Un momento muy especial se vivió cuando Rojas invitó a Claudia Pirán. La talentosa sanjuanina cantó "Zamba del Carnaval" y una exquisita versión de "Honrar la Vida" que conmovió a todos. Luego pasaron Canto 4 y Los Carabajal, con quienes Jorge Rojas compartió el escenario. Junto a sus hermanos Alfredo y Lucio, con quienes el artista cantó algunas canciones, brindaron un impecable espectáculo de zapateo individual y grupal. La Próspero Molina siguió repleta de gente hasta el final, bien entrada la madrugada, cuando el cantante finalizó su actuación.

Empapados pero felices, cada uno se volvió a su lugar. La séptima luna acababa de terminar.