Con renovada expectativa el público se congregaba en el Anfiteatro de la Ciudad de La Falda. Puntualmente a las 20 hs, los locutores locales Daniel Capdevila y Ezequiel Giardelli, daban inicio a la 36 edición, con la presentación del Ballet La Juntada.

El espectáculo continuó con el Ganador del Certamen como voz masculina Alberto Vicente Guevara de la Sede Rosario, quien interpretó “Esta noche de luna” y “Por unos ojos negros”, para continuar con el faldense Rodolfo Tulián, que acompañado por el guitarrista Omar Villalobo, compartió “Mi Buenos Aires querido”, “Garganta con arena” y “La última copa”.

Con solo 10 años, Lourdes Galiano, junto al Maestro Carlos Nieto y guitarristas canto “Garganta con arena” y “Remembranzas”, cosechando muchos aplausos.

Integrada por numerosos músicos del Valle de Punilla, engalanaba el escenario la Orquesta Escuela Municipal de Tango, dirigida por Mauricio Martínez. Interpretaron “Danzarín”, “Octubre” y “Adiós Nonino”. La agrupación fue ovacionada por la platea, quien deseaba seguir escuchándolos.

La danza entonces volvió, con el Ballet La Juntada.

En esta primer gala, se sumó el legendario conductor Silvio Soldán, quien presentó al virtuoso “Contramano Trío”: Mauricio Martínez (guitarra), Rodrigo Della Vedova (piano) y Jeremías Cassi (bajo) En esta oportunidad fueron acompañados por el cantante uruguayo Francisco Falco, quien se despedía del Festival. Entonó “Muchacho” y “Rubias de New York”, el artista se llevó los calurosos aplausos de la platea. Hizo su presentación entonces, Martín “Tincho” Moine, oriundo de Rosario quien cantó “Sin lágrimas” y “Malena”. Otro invitado fue Leandro Ponte, que desde San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, compartía algunos temas de su nuevo trabajo “Historias de Amor en Tangos” como “Sin Palabras” e “Historia de un amor”, coreada por todos los presentes. Para concluir, Daniel Simmons con “Contame una historia” y “El último round”. Estos jóvenes músicos, también se llevaron el reconocimiento a su destacada labor.

El dos por cuatro, continuó con los bailarines Sofía Obietz y Fidel Guerrero, de Puerto Rico.

Un placer siempre escuchar a Raúl Lavié, quien inicio su show con “A mi manera”, “Tinta roja”, “Que me van a hablar de amor”, “El día que me quieras”, “Nada”, incluyendo en el repertorio algunas canciones de nuestro folklore como “Calle Angosta” y “Santafesino de veras”.
En esta noche, presento a Franco Zacarías, quien con calidad interpretativa hizo “Volver”, “Grisel” y junto a Lavié, “Mi Buenos Aires querido” y “Balada para un loco”. Este querido artista fue muy aplaudido por todos.

Se revelaron entonces, las parejas de baile representantes de la Ruta Internacional del Tango, se disfrutó del talento de jóvenes chilenos y de una milonga por otros, de La Paz, Bolivia.

Otro músico entrañable llegaba al escenario: Esteban Morgado y cuarteto junto a Quique Condomi (violín), Walter Castro (bandoneón) y Horacio Hurtado (contrabajo) deleitaron con “Quejas de bandeneón”, “Milongueros”, algunos temas de la banda sonora de la película Cinema Paradiso y “ Morena”.
Tuvieron como cantante invitada a Karina Levine, con los temas “Nada”, “Naranjo en flor”, “Garua”, para concluir con “Libertango”. Los músicos fueron muy aplaudidos de pie por toda la platea.

El baile siguió con una pareja de Salta. Continuando con el espectáculo, desde Bragado, Provincia de Buenos Aire, Jesús Hidalgo, cantó “Los mareados”, “El cantor de Buenos Aires”, “Flor de Lino” y “Las cuarenta”, animando a los primeros bailarines que salieron a la pista.

Una nueva propuesta se presentaba en el Festival, Evolution Tango, bailarines cordobeses que desplegaron su arte en todo el escenario.

Se presentó entonces formalmente a los integrantes de la Ruta Internacional del Tango, cuyo objetivo es el fomento, desarrollo y difusión de esta música en cuanto a la danza. Los países que la integran son: Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay Puerto Rico

El cierre a todo ritmo estuvo a cargo de Ariel Ardit, que fue entregando temas como “El cantor de Buenos Aires”, “Malevaje” y “Tres esquinas” entre otros, logrando que el Auditorio se convirtiera en un salón de baile, reafirmando que este género continúa latiendo en cada argentino y que va transmitiéndose a nuevas generaciones que lo adoptan como propio.