La Pomeña II
La Poma, Salta, Argentina - Las señales del tiempo quedan dibujadas en la materia y en las huellas marcadas en el alma. La cultura es, a través de sus manifestaciones, un mundo con su propia geografía.
Cuando Gustavo Leguizamón y Manuel Castilla conocieron a Eulogia Tapia, la juventud era todo gloria y la pasión del presente idealizaba cualquier mirada hacia el futuro. Varias décadas después “La pomeña” es el título de una de las más hermosas zambas y su inspiradora -un ser humano que vive y lucha cotidianamente- permanece oculta en las letras de esa canción, en el valle de su río, en la casa de adobe que no le pertenece, entre cabras, maíz y cerros.
“Eulogia Tapia en La Poma” comienza diciendo la zamba. Allí sigue estando, allí crió a sus hijas y convive con sus nietos. Allí, sale al campo cada día con sus cabras, manteniendo intacta una forma de vivir y resistiendo a los embates de la vacía modernidad.
”Al aire da su ternura, si pasa sobre la arena, y va pisando la luna” En el fondo de sus ojos, la personalidad descripta en la canción continúa viva. La conversación con Eulogia es profunda, inocente y noble.
”El trigo que va cortando, madura por su cintura; juntando flores de alfalfa, sus ojos negros se azulan” Eran tiempos de juventud. “La pomeña” vivía con sus padres, en la altura de los cerros. La belleza de sus dieciocho años cautivó, según sus dichos, a los hombres que veían con ojos inspirados a aquella joven desconocida en medio de un paisaje de ensueño.
“El sauce de tu casa te está llorando, porque te roban, Eulogia, carnavaleando”. Cuenta que fue en un carnaval, en el primero que tuvo permiso para ir sola, que contrapunteó durante horas, intercambiando coplas con Leguizamón y Castilla. Cuenta, también, que al final ella ganó y que fascinados por la situación, los hombres le prometieron una canción.
”La cara se le enharina; la sombra se le enarena. Cantando y desencantando, se le entreveran las penas” Hoy, Eulogia continúa viviendo allí, de esa manera. La zamba que ha sido cantada en todo el mundo por grandes artistas del folklore y que sigue siendo un hallazgo para los jóvenes artistas, habla de ella, de una mujer humilde por lo sencilla y grande por su sapiencia.
“Viene en un caballo blanco: la caja en sus manos tiembla. Y cuando se hunde, en la noche, es una dalia morena” Ella da fe que así fue la cosa, tal cual lo dice la zamba. Y un manto de misterio reserva una parte de la historia que se hace espíritu en la canción. Sólo una tibia sonrisa y el mágico silencio dicen callando.
Eulogia Tapia es más que un personaje en la zamba. La gran visión de Leguizamón y Castilla fue capaz de extraer del paisaje esa existencia única y particular. Pero su nombre se ha transformado en algo que dicen los cantantes, que comentan los amantes de la música, que destacan los conocedores del folklore.
Ella está hoy allí, en La Poma, provincia de Salta, luchando por transcurrir con dignidad, sosteniendo una forma de vida que muestra su independencia espiritual, aunque pagando por ello el precio de la adversidad económica y de la ignorancia del cuerpo social.
Fuente: musicasdelmundo.org
